Catedral de Nuestra Señora
En breve
La Catedral de Nuestra Señora con su singular Torre de Nuestra Señora de 123 m de altura es el símbolo de Amberes. Sin este orgullo de la gente de Amberes, ninguna vista de la ciudad es representativa. El hecho de que la torre pertenezca a un lugar de culto católico hace poca diferencia para muchos residentes de Amberes. Los no católicos lo ven más como un campanario, que es una de sus funciones.
Una iglesia catedral se diferencia de otras iglesias no tanto por su tamaño como por la «cátedra». Debido a que la sede del obispo generalmente se encuentra en la iglesia principal de una capital administrativa y económica, las iglesias «catedrales» generalmente se conciben a gran escala. Por cierto, Amberes aún no tenía esa función episcopal cuando se construyó la actual catedral. Como sucesora de la iglesia parroquial más antigua de Amberes, la Iglesia de Nuestra Señora también era una iglesia «colegiada» con un capítulo de canónigos que rezan diariamente el oficio en el coro. Al mismo tiempo, como iglesia parroquial, es la iglesia madre de las iglesias parroquiales posteriores. Como iglesia principal de Amberes, al menos hasta el Reinado Revolucionario Francés, albergaba las principales artesanías y gremios con sus altares, ya sea en un coro o capilla radiante, o contra uno de los innumerables pilares. Esta es también la razón por la que la iglesia gótica se amplió con una quinta y una sexta nave durante su construcción a fines del siglo XV. Esto le da a la iglesia su carácter excepcionalmente espacioso. Y como si eso no fuera suficiente, querían ampliar la iglesia, que ya es la iglesia gótica más grande de los Países Bajos, en la década de 1520 para proporcionar más y más espacios de altar.
No fue hasta 1559 que Amberes fue elevada a la categoría de obispado y se agregó un asiento episcopal al coro de la iglesia principal. Abolida en 1801, la diócesis de Amberes se restableció en 1961. Incluso ahora, la catedral quiere cumplir su misión como iglesia madre de los católicos en la ciudad de Scheldt y la diócesis. Un lugar donde muchos esperan sentirse como en casa y seguros, no solo bajo las bóvedas, sino, más aún, de esta petición a Dios, el Señor de toda la Vida:
“Déjame habitar en tu tienda para siempre,
refugiaos bajo la sombra de tus alas” (Salmo 61: 5)
Una catedral nunca se encuentra aislada. Con la secularización y la moderna urbanización, olvidamos que la Iglesia hace tiempo también daba cabida a varios servicios sociales dirigidos a los barrios vecinos del edificio. Estos servicios eran: la educación (el colegio parroquial: ‘papenschool’), la música (la casa del coro: la ‘Choraelhuis’), el cuidado de los pobres (‘la Mesa del Espíritu Santo’), a los enfermos (el Hospital de Nuestra Señora) y a los muertos (los cementerios, como por ejemplo, el ‘Groenplaats’ o Plaza Verde). El palacio episcopal, la biblioteca pública y el seminario diocesano fueron adiciones posteriores. En verano todos los lunes hay concierto de carillón. Con todo ello se pueden percatar hasta qué punto la Iglesia todavía entra en los problemas del ambiente y de cómo realmente forma parte del bullicio de la ciudad.
Historia
La historia de la iglesia más grande de los Países Bajos comienza en 1124. En este lugar, una antigua capilla llegó a ser iglesia parroquial, para transformarse después en un nuevo edificio de estilo románico. Más tarde, en 1352, comenzaron las obras para sustituir esta iglesia románica por la actual gótica. Hicieron falta 170 años para contemplarla tal y como ahora la podemos ver. En aquel tiempo, cuando Amberes era la ciudad más grande de Europa, el Emperador Carlos V planeó una ‘historia de nunca acabar’. A pesar de que la iglesia se cuenta entre las más grandes del mundo – 119 m. de largo, una cubierta de más de una hectárea y 128 ventanas -, él quiso ampliarla todavía más haciendo de ella una exhibición universal. El trazado de las calles al lado este de la iglesia está todavía determinado por aquel sueño imperial; sin embargo un incendio en 1533 impidió que se llevara a cabo; la misma agua que apagó el fuego ahogó también el sueño de Carlos V.
Aunque el tamaño de la iglesia no aumentó, sí ascendió su situación jerárquica. Unos años después, establecido el obispado de Amberes, fue elegida iglesia para la sede episcopal. Fue la ‘cátedra’ del obispo lo que la convirtió en ‘catedral’; no obstante sus estatuas apenas impresionaron a los calvinistas de la época iconoclasta (1566 y 1581). Con la vuelta al catolicismo en 1585, un nuevo soplo de arte y amor comenzó a sentirse en el espíritu de la contrarreforma: el estilo barroco.
En el período francés, alrededor de 1800, la iglesia volvió a ser completamente saqueada e incluso se decretó su demolición. Afortunadamente, el arquitecto de la ciudad, J. Blom, retrasó los trámites indefinidamente. En el Siglo XIX, el interior fue totalmente decorado: antiguos muebles se compraron a iglesias monacales que habían sido cerradas, y otros nuevos se encargaron, ya en estilo neoclásico, y en el después predominante neogótico (la monumental sillería, varios altares laterales y las contraportadas). En 1961 Amberes vuelve a ser diócesis independiente. El gobierno provincial de Amberes decidió que la catedral debía ser restaurada profundamente, un gigantesco proyecto que continúa incluso después de 1993 (año en el que Amberes fue Capital Cultural Europea).
El monumento
La extraordinaria y elegante torre de la catedral es el símbolo de Amberes y el orgullo y alegría de sus ciudadanos. Con ella, la construcción de la catedral llegó literalmente a su punto más alto en 1518: 123 metros. Es difícil imaginar cómo una base tan sobria se eleva y prácticamente se diluye en el aire: ciertamente, es el ‘dedo de Dios’, el indicador del cielo. Como realización del ideal de la torre gótica, merece ser más y mejor conocida.
Dentro de la catedral, nos encontramos con un espacio increíblemente ancho, construido por nada menos que siete naves y 48 pilares: ¡un bosque de piedra!. Este efecto espacial es el que hace a la catedral de Amberes tan distinta.
Una gran parte de la historia de Amberes aparece ilustrada en la catedral, desde los misioneros que nos dan la bienvenida en la fachada principal, a los gobernantes que intentaron inmortalizarse en los cristales de colores de las vidrieras. La gente normal, la que tenía que trabajar para vivir, se identificaría más fácilmente con las pinturas de las bóvedas en las que los gremios plasmaron sus herramientas de trabajo: ¡tributo precioso a la labor del hombre que es glorificada en el cielo!.
Patrimonio
En la catedral también se encuentran obras importantes, como el extraordinario púlpito (M. Van der Voort el viejo, 1713), que extiende el mensaje cristiano a los cuatro extremos de la tierra. Hasta los pájaros y las ardillas se paran a escuchar. ¿No debería ser proclamada la belleza de esta catedral con más fuerza en el mundo entero?
Destacados
La catedral es muy famosa por las pinturas de Rubens, sobre todo por la ‘Elevación de la Cruz’, y ‘El descenso de la Cruz’, conjuntos que invitan al observador a revivir el drama de la pasión y muerte de Jesús. Como se ve por estas dos obras de Rubens, de colores magníficos y composición en diagonal, están lejos de ser el ‘arte por el arte’.